La primera mañana en Guatemala nos encontró en Antigua. A ustedes, mis queridos chapines, no necesito explicarles la ubicación, historia y descripción de Antigua. Todos ustedes están tan familiarizados con esa joya de nuestra cultura como yo y probablemente hasta tengan más información. Así que para ustedes van las fotos de la casa donde nos hospedamos y del resto de nuestro primer día en Antigua Guatemala.
Anoche no mencioné que mi mamá ya tenía hechas sus maletas desde la noche que llegamos y se vino a la Antigua con nosotros. Intencionalmente buscamos una casa con suficiente espacio para hospedar a quienes quisieran quedarse a dormir con nosotros.
La casa muy linda, tenía cuatro dormitorios con camas para hasta 12 personas. Fue una experiencia especial para mi familia quedarse en este tipo de casa colonial. Como es de imaginarse, aquí con los inviernos que vivimos, un jardín en el centro de la casa y dormitorios cuyas puertas se abren al aire libre del jardín son imposibles. La casa nos acomodó re bien y aunque no tuvimos todos los cuartos llenos todo el tiempo, sí logramos recibir visitas y hospedarlos con nosotros oportunamente.
Arriba, a la derecha de las gradas: la cocina. A la izquierda, la entrada angosta es la lavandería y la entrada ancha es el garage. A la izquierda del garage, el baño de visitas seguido del comedor y la sala.
Una peculiaridad de la casa en que nos hospedamos fue que al entrar por el garage, como es de esperarse, uno entra a las áreas comunes de la casa: sala, comedor, baño de visitas, cocina y lavandería. Pero al bajar las gradas estaba el jardín rodeado de los dormitorios.
Los balcones le proporcionaron muchos ratos de diversión a los niños.
El comedor
La sala
Vista de un extremo de la sala hacia el balcón
Vista de la sala del extremo opuesto al de la foto anterior.
Vista al jardín de los dormitorios
Este fue el dormitorio de los cuatro más pequeños. Les encantaba cerrar la puerta, abrir la ventana y jugar de que vendían helados.
Nunca averiguamos si la fuente servía o no, pero eso no impidió que mis hijos se dieran la grande jugando en ella después de cada aguacero.
Luego de una lenta mañana tratando de recuperarnos un poco del viaje del día anterior, salimos a dar una vuelta por Antigua. Mi mamá tenía la intención que que experimentáramos un viaje en Tuc Tuc. He aquí nuestra primera experiencia:
Para Sebastián fue increíble.
Sarita se convirtió rápidamente en nuestra mejor amiga. Cada vez que salimos a caminar y los niños empezaban a quejarse de cansancio y aburrimiento, Sarita nos salvó el día. Los niños encantados de comer helado y yo me di gusto comiendo helado de Atol de Elote y Horchata.
Increíblemente, fue difícil acostumbrarnos al cambio de hora aunque fue solamente de dos horas. Los niños pequeños, en especial, se estuvieron despertando a las 4 de la mañana durante la primera semana y días. Así que no fue mucha la aventura de ese primer día. Luego de caminar medio pueblo en busca de La Bodegona, nos retiramos a seguir descansando y anticipar las aventuras por venir.